viernes, 24 de abril de 2015

LAS 9 COSAS QUE APRENDÍ EN MI PRIMER VIAJE CON MOCHILA

¿Has tomado alguna vez alguna decisión que ha cambiado tu vida? Yo hace unos años tuve que tomarla. No fue fácil, pero os aseguro que valió la pena. Es impresionante las cosas que ocurren cuando tomas las riendas de tu vida y la diriges hacia donde te apetece. También es cierto que  es como subirte a una montaña rusa de emociones, pero es lo que tiene reinventarse.
Así pues, en el verano del 2008, sentí la necesidad de viajar, no por huir, porque sabía que a la vuelta todo estaría igual que lo había dejado. Mi razón fue porque necesitaba ponerme a prueba, salir de  mi zona de confort, aunque solo fuera un poco. Así es como decidí viajar por primera vez a la India.
Fue un viaje de lo más pintoresco, pero fue impresionante la verdad. Aprendí muchísimas cosas, pero sobre todo, aprendí mucho de mi misma, y con el tiempo he podido descubrir que aquél viaje me enseñó mucho.
Ahí va algunas de las cosas que aprendí:
  1. Somos como somos, hasta que decidimos cambiarlo. A veces nos identificamos con cosas materiales, con nuestra profesión... pero en realidad somos mucho más que eso. Somos un conjunto de vivencias, experiencias, emociones, pensamientos, acciones, pero todo esto se puede cambiar, de hecho, pienso que quién no va cambiando a lo largo de los años, es que no está aprendiendo lo suficiente. 
  2. Nada es lo que parece. Es impresionante el nivel de pobreza que hay en muchas partes del país. A veces en rincones escondidos de las ciudades importantes. Tuve la suerte de visitar los slums y ver los proyectos que ahí se realizaban, para ayudar a las personas a salir de la pobreza. Lo que más me impactó es que a pesar de su condición, nos dieron todo lo que tenían  y mucho más y lo más impresionante es que sentí que lo daban de corazón, sin esperar nada a cambio.

  3. La necesidad te hace sacar fuerzas que pensabas que no tenías. Creo que no lo sabía realmente hasta que tuve que cruzar una ciudad con agua hasta las rodillas para poder ir a buscar mis pertenencias que se habían quedado en el hotel y que después de unas lluvias impresionantes, dejaron el pueblo completamente inundado e inaccesible hasta casi un día después.
  4. Desarrollas capacidad de improvisación. Aprendes a ser flexible. Ante situaciones como la que he explicado antes, es imposible marcar un itinerario  a seguir. Así que es bonito también aprender que aunque las cosas no salen como uno quiere o planea, las alternativas  pueden ser mejores.
  5. Cuando te relacionas con la gente nativa, aprendes cosas que ni en los libros de historia se encuentran. Tuve la gran suerte de conocer a una familia de cerca y os aseguro que es una oportunidad que no se debería dejar pasar. 
  6. Trabajar la paciencia. He sido impaciente desde siempre, es algo que en ocasiones ha hecho que me desmotive de las cosas. Pues bien, en India si eres impaciente y no te comes las uñas, te aseguro que te dan ganas de comértelas. Todo tiene su ritmo, y por supuesto no es el tuyo. Además los desplazamientos, suelen ser lentos por la afluencia de tráfico. Te solían responder: “esto es India”.
  7. La vida sigue a pesar de todo. Llueva, haga frío o mil excusas más, pero si no te pones en acción nada sucede.
  8. Las mochilas a la espalda pesan, por lo tanto hay que elegir muy bien lo que te llevas, siempre dejando lo que es prescindible. Lo comparo con la vida, muchas veces cargamos en nuestra mochila infinidad de cosas que son innecesarias y que sólo nos hacen hacer nuestro viaje más lento y pesado. Por eso hay que identificarlas y sacarlas de nuestra mochila. 
  9. Al principio os decía que sabía que las cosas cuando volviera estarían igual que las dejé. Pues bien eso no fue así, las cosas habían cambiado, sólo por el simple hecho de que yo también había cambiado.


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