La historia que ahora de te
voy a contar, quizás cambia tu perspectiva sobre algo de tu vida. No se qué
será, pero te aseguro que algo se removerá en tu interior.
Cuando piensas en viajar,
siempre piensas en ir a alguna parte, debes moverte de dónde estás, pero para
viajar al centro de todo, es imprescindible no moverte del sitio donde estás.
Julia así lo comprendió
cuando observó a su madre una tarde lluviosa de Octubre.
Ella estaba sentada en un balancín frente a la ventana principal del comedor. A través de ella se veía cómo las plantas iban recobrando vitalidad mientras se alimentaban de la tierra mojada. Las piedras se iban empapando y los pájaros habían alzado el vuelo para resguardarse de la lluvia. Había en el aire un ambiente de paz y tranquilidad, sólo se escuchaba el ruido de las gotas estrellándose, sólo se olía el aroma a suelo mojado.
Ella estaba sentada en un balancín frente a la ventana principal del comedor. A través de ella se veía cómo las plantas iban recobrando vitalidad mientras se alimentaban de la tierra mojada. Las piedras se iban empapando y los pájaros habían alzado el vuelo para resguardarse de la lluvia. Había en el aire un ambiente de paz y tranquilidad, sólo se escuchaba el ruido de las gotas estrellándose, sólo se olía el aroma a suelo mojado.
Julia se dio cuenta de que
su madre sonreía, pero por su mirada, descubrió que su mente estaba muy lejos
de aquí. Su cara, sus manos, su cuerpo, estaban relajados. Estuvo así durante
un largo rato hasta que un enorme trueno la sacó del estado en el que se encontraba.
Julia le preguntó inquieta a
su madre qué le había sucedido en ese rato a lo que María, con la misma sonrisa
que tenía antes, contestó que se encontraba en un estado de conciencia
liberando fantasmas.
Por la cara que puso su
hija, María se dio cuenta que no había entendido nada, así que le explicó en
que consistió ese estado.
Todos tenemos fantasmas en
nuestro interior, nuestra mente es muy traviesa y a veces nos juega malas pasadas
en forma de pensamientos, pensamientos que pueden llevar a provocarnos la peor
de las pesadillas. Así que hay veces que es imprescindible observar a la mente
como si fuera la mente de otro y mirar todo lo que sucede sin juzgarla, sin tratar de identificarse con
ella y mucho menos sin identificarte con esos pensamientos. Solamente ves la obra
de teatro, pero tu no participas en el espectáculo.
El don más maravilloso y que
más suele ayudar a ser feliz, es desapegarte por completo de la mente y acallar
las exigencias del ego.
Julia le preguntó a su
madre, cómo ella podría iniciar ese viaje al centro de todo, a lo que María
respondió: si inicias un viaje, no llegarás nunca, te pasarás la vida buscando
porque tú ya estás en el centro de todas las cosas.
El único movimiento que
tienes que hacer, es hacia tu interior.
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