La preocupación significa ocuparse de manera anticipada.
Este principio te propone que evites pasar todo el día preocupado. Te da a entender que si algo tiene solución no merece que te preocupes, sino que te ocupes y que si no tiene solución, tampoco merece la pena preocuparse.
La preocupación provoca una inquietud extrema y acostumbra a llevar asociada sentimientos de remordimiento y de culpa.
Normalmente estas emociones negativas, no suelen dejar ver todas las posibilidades y soluciones que hay al alcance.
Nos pasamos gran parte de la vida pensando en lo que hemos hecho y cómo deberíamos haber actuado, reproduciendo una y otra vez la situación en nuestra mente. Esto sólo nos lleva a entrar en una espiral de sentimientos que no nos conducen a ningún lugar.
Por otra parte, también invertimos gran cantidad de tiempo en planear y darle vueltas a nuestro futuro.
Nos estamos olvidando de vivir el presente, que como bien su nombre significa, es nuestro mayor regalo.
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Cierto es, que vivir en el aquí y en el ahora no descarta pensar que todo lo que hagas tendrá repercusiones en tu futuro y por tanto debas tenerlo en cuenta.
Tampoco es que tengas que olvidar el pasado, porque gracias a él eres lo que ahora eres. Pero sólo deberías echar la vista atrás para aprender de las diferentes situaciones que has vivido y sobre todo de tu gestión y reacción ante ellas.
Vivir en el presente significa vivir sin la culpa del pasado y sin la ansiedad y el miedo por el futuro.
Porque vivir preocupado también lleva consigo malestar anímico, y ello se puede traducir en afectaciones a la salud, tanto física como mental.
Con este principio se trata de tomar conciencia de tus pensamientos, no permitiendo que te atormenten, y así mantenerte dentro de tu centro.
Está en tus manos entrenarte y mantener la esperanza y la clara seguridad, de que todo irá bien.
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